Se han formulado muchas definiciones de lo que es el Marketing y todas ellas acaban hablando de la satisfacción de las necesidades de un consumidor durante un proceso de compra-venta de un producto. Pero, ¿qué es realmente el Marketing? ¿qué tenemos que tener en cuenta como mercadólogos?
Aunque el objetivo final sea vender un producto o servicio, el Marketing va mucho más allá. No se trata del simple hecho de vender, sino que se trata de formular toda una experiencia durante el proceso de compra. Además, la compra supone que el producto se ajusta a las necesidades del comprador y satisface sus necesidades. Hay que tener en cuenta, por lo tanto, que:
- Hay un comprador con unas necesidades que debemos satisfacer y unas posibilidades de compra. Es decir, la necesidad es llegar de casa al trabajo. Me gustaría ir en mi propio coche, pero no tengo la capacidad económica para comprarme uno, por lo tanto, tendré que utilizar transporte público.
- Hay un producto que satisface esas necesidades y se adecúa a lo que el consumidor busca. Pese a lo que se ha dicho muchas veces, el Marketing NO GENERA NECESIDADES, sino que descubre aquellas que pueden estar latentes en la mente del consumidor. Es decir, si tengo la necesidad de utilizar un transporte para moverme dese mi casa al trabajo, la oferta es amplia: metro, autobús, taxi, coche compartido, coche propio, etc. Ahora bien, si preferimos no estar pendiente de horarios o de ir en hora pico con tanta gente, descartaremos las opciones del metro y el autobús; sin embargo, si queremos promover las ideas de medio ambiente, sostenibilidad, ecologismo, ahorro, etc. descartaremos las opciones del coche propio o el taxi. La necesidad real, por tanto, es moverte en un trasporte, pero de entre las opciones, el comprador tiene la posibilidad de elegir si el coche le da más seguridad, si prefiere el autobús por ahorro, el metro por ecologismo o el taxi por comodidad. Nosotros como mercadólogos sólo tenemos que descubrir cuál es la mejor de las opciones para satisfacer la necesidad.
- Satisfacemos las necesidades reales del consumidor. Ofrecemos un producto que cumple las necesidades y no simplemente intentamos vender por vender. Desde hace años, las técnicas de venta han ido cambiando. Es mucho mejor provocar la satisfacción del cliente con pequeñas compras periódicas que hacerle sentir obligado a comprar unos productos que realmente no necesita. De esta manera se sentirá conforme con su elección de compra y es más probable que piense de nuevo en nuestra marca a la hora de satisfacer otra futura necesidad e, incluso, que nos recomiende a otras personas.
Con todo esto, podemos decir, por lo tanto, que el Marketing consiste más en la generación de valores añadidos a la marca antes, durante y tras el proceso de compra que la propia compra en sí misma. Se trata por lo tanto de posicionar la marca en la mente del consumidor para que, a la hora de tener que comprar, piense primero en nosotros.
A fin de cuentas, el proceso de compra es cíclico: el consumidor tiene una necesidad y nosotros un producto que la satisface. En caso de ser un proceso satisfactorio de acuerdo a dicha necesidad, el consumidor volverá a pensar en nosotros cuando tenga otra necesidad.